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SOSTENIBILIDAD| 19.04.2023

La Unión Europea da pasos hacia delante para poner fin a los vehículos de combustión

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En las últimas semanas, ha habido un intenso debate en torno a la nueva normativa de la Unión Europea que busca prohibir la venta de vehículos de combustión interna a partir de 2035. Esta medida ha sido tomada en un esfuerzo por reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y acelerar la transición hacia una economía baja en carbono.

Después de que Alemania, el país de la industria automovilística por excelencia en Europa, mantuviera el acuerdo bloqueado durante semanas para lograr una excepción a ciertos combustibles climáticamente neutros, la UE aprobó a finales de marzo de manera definitiva la ley que prohibirá a partir de 2035 las ventas de todos los nuevos coches y furgonetas que tengan motores de combustión.

Desde que la decisión se puso encima de la mesa ha suscitado dudas entre los consumidores: ¿Es el momento de comprar un vehículo eléctrico? ¿Será más costoso mantenerlo? ¿Cómo afectará esta decisión a mi seguro de coche?

Si a ti también te rondan todas estas preguntas por la cabeza, en este artículo intentaremos despejarlas y ayudarte a tener más claro cómo nos afectara la decisión de que la UE transite hacia las “cero emisiones”.

Vehículo eléctrico frente al clásico motor de combustión

Considerando que la prohibición de nuevos motores de combustión no entrará en vigor hasta dentro de doce años, tal y como afirma Alexander Held de Verti Versicherung AG, todavía no podemos desaconsejar la compra de este tipo de vehículos, porque estos seguirán representando una gran parte del tráfico en las carreteras después de 2035, y por tanto todavía no existe una previsión de cuando habrá una prohibición general de circular para los vehículos diésel, gasolina o híbridos.

El elemento clave cuando hablamos de vehículo eléctrico sigue siendo: la infraestructura de recarga para estos vehículos eléctricos. Aquellos consumidores que tengan una estación de recarga privada o puedan instalarla en su casa tienen más facilidad para cambiar a un vehículo de estas características. Sin embargo, para aquellos que dependen de las estaciones de recarga públicas y que, además, por tanto, valoran la autonomía de estos, pueden ser más reacios a la hora de comprar este tipo de vehículos. La parte positiva, tal y como también afirma Alexander, es que la infraestructura de estaciones de recarga se espera que se amplíe en los próximos años y con esta extensión, la gama de modelos también será mayor, apareciendo cada vez opciones más asequibles para el consumidor.

 ¿Qué diferencias encontramos en cuanto a costes de mantenimiento?

En general, los vehículos eléctricos requieren menos mantenimiento periódico que los vehículos de combustión interna. Por ejemplo, no necesitan cambios de aceite, filtros de aire o bujías, lo que reduce los costes de mantenimiento y aumenta la vida útil de ciertas piezas. Además, los motores eléctricos tienen menos piezas móviles que los motores de combustión, lo que se traduce en un menor desgaste y, por tanto, en menores costes de mantenimiento a largo plazo.

En Europa hay algunos países que ofrecen incentivos fiscales para fomentar la compra de vehículos eléctricos y pueden eximirlos del pago del impuesto de matriculación, mientras que otros países aplican una tasa reducida de impuestos o la misma tasa que para los vehículos de combustión interna. Por ejemplo, en España, los vehículos eléctricos están exentos del pago del impuesto de matriculación. En cambio, en otros países, como Alemania, se aplica una tasa reducida de impuestos para los vehículos eléctricos.

Además, muchos países están ofreciendo subvenciones para la compra de vehículos eléctricos, como es el caso de Alemania, en el que todo aquel que adquiera un vehículo eléctrico con un precio inferior a los 40.000 euros, tendrá derecho a una ayuda de 4.500 euros.

Por otro lado, el coste de cargar un vehículo eléctrico es considerablemente más bajo que el coste de llenar el depósito de combustible de un vehículo de gasolina o diésel. Aunque la batería de un vehículo eléctrico puede ser un coste importante en el momento de la compra, las baterías actuales tienen una duración mucho mayor que hace unos años.

Otra característica de los vehículos eléctricos es que utilizan un sistema de frenado regenerativo que aprovecha la energía cinética para recargar la batería. Este sistema reduce el desgaste de los frenos, lo que se traduce en menores costes de mantenimiento a largo plazo.

El sector asegurador también se está adaptando a esta nueva realidad y cada vez son más las compañías que ofrecen productos y coberturas diseñadas específicas para cubrir las necesidades de este tipo de vehículos.

En resumen, todos estos puntos hacen que los vehículos eléctricos tengan costes de mantenimiento más bajos que los vehículos de combustión interna. Sin embargo, es importante tener en cuenta que los costes de mantenimiento también dependen del modelo y la marca del vehículo, así como del uso que se le dé al mismo.

¿Cómo afectará la decisión de la UE a la oferta de seguros para vehículos eléctricos?

Lo que está claro por ahora es que la oferta de seguros para estos vehículos aumentará, ya que se espera que el mercado de vehículos eléctricos crezca. Además, los vehículos eléctricos pueden tener características únicas que pueden afectar a los costes de los seguros, como las baterías de alta tecnología y la falta de infraestructura de carga. Estos factores pueden influir en las tarifas de los seguros y en la oferta de cobertura.

Por lo tanto, es fácil afirmar que la decisión de la UE podrá influir en cómo los proveedores de seguros ajustan sus ofertas con el fin de poder satisfacer las cambiantes necesidades de los clientes en el futuro.

Transición hacia una economía baja en carbono y sostenible

Esta medida ha sido aplaudida por muchos expertos y organizaciones ambientales que ven en ella un paso importante hacia la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y la lucha contra el cambio climático. Sin embargo, también ha generado cierto rechazo entre algunos sectores de la industria y algunos miembros de la UE, que ven en ella una amenaza para el empleo y la competitividad de la industria.

Entre las principales críticas a la normativa destaca la falta de inversión en infraestructura y tecnología para vehículos eléctricos y la falta de alternativas viables para muchos consumidores que viven en zonas rurales o de difícil acceso. Además, algunos expertos señalan que la prohibición podría hacer que los precios de los vehículos eléctricos aumenten debido a la alta demanda que se generaría.

En cualquier caso, la prohibición de los vehículos de combustión interna a partir de 2035 es una medida importante en la lucha contra el cambio climático y la transición hacia una economía más sostenible y baja en carbono. Aunque aún queda mucho por hacer en términos de inversión en infraestructura y tecnología para vehículos eléctricos, esta normativa nos acerca a la consecución de los objetivos climáticos de la UE y el cumplimiento del Acuerdo de París.

 

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