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SOSTENIBILIDAD | 14.12.2020

¿Es posible vivir sin plástico?

El plástico sigue presente en nuestro día a día a pesar de que cada vez somos más conscientes de la amenaza que supone para el medio ambiente. En nuestros alimentos, en los productos de higiene, en el envoltorio de la mayoría de las cosas que compramos… Y, por desgracia, también en nuestros océanos. Pero ¿es posible vivir sin él o, al menos, reducir drásticamente su consumo?

El problema de los plásticos es grave. En los últimos 10 años hemos fabricado más cantidad de plásticos que en toda la historia de la humanidad y estos materiales representan aproximadamente el 80% de la polución oceánica, según alerta Greenpeace. Estas cifras dan una idea de la urgencia de buscar soluciones. Y es que el planeta ya no puede sostener más contaminación por plásticos. 

 

Un futuro libre de plástico, ¿realidad o ficción?

Algunos investigadores auguran que el previsible agotamiento de los combustibles fósiles acabará por frenar forzosamente la producción de nuevos plásticos. Pero, ni si quiera en este escenario, desaparecería el plástico de nuestro planeta, debido a su lentísima degradación.

Sólo en España, se desechan cada año 2,7 millones de toneladas de plástico para embotellar agua, según ANEABE. Si sabemos que cada botella puede tardar hasta 5 siglos en descomponerse, es fácil imaginar el problema al que nos enfrentamos.

Cada vez son más numerosas las campañas y organizaciones que se dedican a promover un estilo de vida más sostenible que necesariamente pasa por la reducción en el consumo de estos materiales. Vivirsinplastico.com explica que cualquier solución para vivir con menos plástico pasa por rechazar los productos envasados en este material y recuperar el consumo de otros más tradicionales, como el cristal, el aluminio o el papel.

En MAPFRE también hemos asumido la parte que nos toca con la campaña MAPFRE Sin Plásticos, que nació en el año 2019 y con la que hemos podido evitar el consumo de un millón y medio de botellas de plástico y de dos millones de vasos de un solo uso.

Del océano al plato

Un problema adicional es que este producto no siempre se desecha de la manera correcta, por lo que con frecuencia termina flotando en los océanos. De hecho, los desechos plásticos le han costado la vida a un millón de aves y al menos a 100.000 mamíferos, según estima Naciones Unidas. Y no solo afecta a los animales. Un estudio con personas de diferentes países como Reino Unido, Japón o Rusia ha demostrado que en nuestros intestinos se encuentran hasta una decena de partículas de este material que llegan a nuestros organismos a través de los alimentos que comemos.

Otro ejemplo más, como también lo es la pandemia del Covid-19, de cómo el bienestar de la humanidad está estrechamente ligado al equilibrio medioambiental. En este sentido, publicábamos recientemente un artículo explicando la importancia de medir el impacto de la actividad humana en el medio ambiente.

Repensando la economía

Avanzar hacia una economía circular es una de las líneas de actuación más claras en la guerra contra los plásticos, dado que es un modelo de producción y de consumo que se basa en reutilizar, reparar, renovar y reciclar materiales y recursos tantas veces como sea posible.

Se trata de un modelo que permite optimizar materiales y residuos, que huye del actual sistema de usar y tirar, y que, apuesta por la reutilización, la reparación, la reducción y el reciclaje, todo ello con el objetivo de dotar a los materiales de una segunda vida

Vivir con menos plástico, ¿por dónde empezar?

Repasamos un estudio de Greenpeace y una guía de Intermón Oxfan para recoger los principales pasos para reducir drásticamente el consumo de plásticos.

Paso 1. Tomar conciencia

Decía Marcel Proust que “Si tú cambias, todo cambia”. Cuando empiezas a tomar conciencia de que una sola bolsa de plástico puede tardar varios siglos en descomponerse, es posible que te lo piensas dos veces antes de pedir una en el supermercado. ¿Sabías que una simple colilla tarda hasta 5 años en descomponerse? Y un pañal hasta 450 años, por poner algunos ejemplos.

  1. La cuarta “R”

Seguro que ya conoces las tres erres: reparar, reutilizar y reciclar. Añade una más a la lista: rechazar. Rechazar productos que vengan envasados en plástico es mucho más efectivo que tratar de darles más de un uso o reciclarlos después. 

  1. Revisa tus hábitos

No usábamos bolsas de tela hasta que entendimos que era necesario y bastante sencillo realizar el cambio. ¿Cuántas más cosas podemos cambiar sin apenas esfuerzo? Antes de añadir al carrito un producto envasado en plástico puedes preguntarte, ¿hay alguna alternativa más sostenible a tu alcance?

  1. Adiós a los plásticos de un solo uso

Vasos, pajitas y botellas de plástico (junto con las bolsas) son algunos de los productos más dañinos para el medio ambiente: no se pueden reciclar y su desintegración tarda siglos. Hay muchas alternativas sostenibles a estos productos en materiales como bambú, papel, cerámica…

  1. Alimentación, un punto crítico

La alimentación es una pieza clave para tener una vida más sostenible, también en la lucha contra los plásticos. Y es que en los productos alimenticios se encuentran el 40% de los envases plásticos que consumimos. Un cambio tan sencillo como sustituir el supermercado por el mercado tradicional o tiendas a granel puede reducir a la mitad la cantidad de plásticos que consumes.

Otro pequeño cambio que puede marcar la diferencia en la cantidad de desechos plásticos es cambiar a envases de materiales menos dañinos, como el cristal o el aluminio. 

  1. El neceser, un foco que pasamos por alto

¿Sabías que muchos de los cosméticos que usamos cada día contienen microplásticos? Es una realidad todavía muy desconocida por la mayoría de nosotros. Afortunadamente, cada vez son más numerosas y accesibles las soluciones de cosmética natural y libre de plástico.

La parte que nos toca

Construir un mundo mejor y más sostenible es tarea de todos. En MAPFRE lo tenemos claro y por eso queremos hacer la parte que nos toca, también en lo que respecta a la lucha contra la contaminación por plásticos. Por ello, nos hemos comprometido a minimizar la generación de residuos (papel, plástico, cartón y equipos electrónicos, entre otros) en todo el Grupo y conseguir, el año que viene, la Certificación Residuo Cero en el complejo de Majadahonda (Madrid). Un buen ejemplo de ello ha sido el proyecto MAPFRE Sin Plásticos, en el que en 2019 participaron el 80% de los empleados en España y Portugal, y que ha logrado evitar el consumo de un millón y medio de botellas de plástico y de dos millones de vasos de un solo uso.

Otro buen ejemplo de economía circular es CESVIMAP (Centro de Investigación, Experimentación y Formación sobre el Automóvil de MAPFRE), que diseña métodos de reparación de vehículos de manera sostenible, contribuye a la mejora del diseño de los coches para que sean más seguros y fácilmente reparables, y proporciona una segunda vida a miles de piezas de vehículos declarados siniestro total. En este sentido, la entidad, a través de Cesvi Recambios, ha ahorrado hasta el momento más de 47.500 toneladas de CO2 y ha generado un ahorro anual de 825 toneladas de cristal y 1.200 toneladas de plástico en los talleres de MAPFRE en España.