SOSTENIBILIDAD | 16.05.2024
Emprender hoy tiene un solo norte: el de la economía circular
El futuro pasa por la implementación de la economía circular. El objetivo es reformular el modelo lineal para que la producción y el consumo no sean el final, sino partes de un proceso que permite, desde el punto de vista del emprendimiento, nuevas oportunidades por explorar y aprovechar.
En el actual contexto de crisis climática resulta obligado repensar los modelos económicos y productivos clásicos. Este tipo de sistemas parten de un esquema lineal: se extraen recursos o materias primas con las que se fabrica una serie de productos que, una vez cumplida su función, llegan al final de su vida útil y son desechados. Este paradigma se desarrolló masivamente a partir de la revolución industrial, pero, en la coyuntura actual, resulta insostenible.
Frente a esto surge la economía circular, un modelo que aboga por entender la cadena de producción como un bucle ilimitado, en el que cada fase del proceso puede ser, a su vez, el inicio de una nueva fase. No hay un principio ni un fin evidentes, sino que, bajo la clave de la sostenibilidad, se busca el aprovechamiento máximo. Así, se promueve una gestión más eficiente de las fuentes de energía, los recursos y los residuos generados.
Emprender en el contexto de la circularidad
La economía circular es tanto una necesidad climática como una oportunidad desde la perspectiva financiera y laboral. Según datos de Goldman&Sachs, esta podría suponer 4,5 billones de dólares añadidos a la producción económica internacional en 2030, que aumentarían a 25 billones para 2050. Para las empresas de la Unión Europea, los ahorros derivados del cambio de modelo irían de los 250 a los 465 millones de euros, del 12 al 23 % de sus costes materiales. En términos de trabajo, se estima que un escenario global de economía circular podría llegar a suponer la creación de entre siete y ocho millones de nuevos puestos laborales en 2030.
Gran parte de estos trabajos vendrá, sin duda, de la mano del emprendimiento. La economía circular es un nuevo abanico de posibilidades para aquellas personas dispuestas a aprovecharlos. La apuesta por rediseñar la cadena de valor conlleva el surgimiento de nuevos modelos de negocio, que la consultora Accenture sistematiza alrededor de cinco claves: ahorro y recursos renovables, producto como servicio, plataformas de uso compartidos, extensión de la vida útil y recuperación de recursos.
Estos modelos requieren de agentes que entren en los eslabones de la cadena de la economía anteriormente lineal. Es aquí donde el emprendimiento verde encuentra su mayor potencial, de la mano de la innovación y la flexibilidad que conllevan por ejemplo las iniciativas de reciclaje y gestión de residuos, que buscan un mejor aprovechamiento de materiales que en un modelo lineal se desecharían. La remanufacturación de elementos ya empleados permite devolverlos a un estado igual o superior al original. El diseño de productos sostenibles plantea desde su fase de concepción un valor en verde, con el empleo de materiales reciclables o reciclados que se puedan reparar o actualizar.
Esfuerzos compartidos hacia una economía verde
En los últimos años ha aumentado la concienciación sobre la necesidad de cambiar el modelo productivo, también desde las distintas administraciones. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU dedican su punto 12 a hablar de la producción y consumo responsables. La Unión Europea lleva años con medidas que buscan potenciar el nuevo modelo; en marzo de 2020 la Comisión lanzó su Plan de Acción de Economía Circular, que recoge más de 30 medidas con las que promoverlo y que ha ido actualizando desde entonces.
En 2021 se formó la Coalición de Economía Circular de América Latina y el Caribe, coordinada por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Actualmente tiene 17 países miembros, entre ellos las principales economías de la región, como México, Argentina, Chile o Uruguay.
Yendo a medidas nacionales, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos ha publicado solo en el último año dos borradores para reducir el desperdicio alimentario y prevenir la contaminación por plástico. En España en 2017 se aprobó el Pacto por una Economía Circular, reforzado en 2020 con la Estrategia Española de Economía Circular o EEEC y la promulgación de una ley en 2022.
Los esfuerzos no deben venir solo de la administración y la ciudadanía: la implicación de las empresas es indispensable para el éxito de la economía circular. En MAPFRE este compromiso nos ha llevado a ser la primera aseguradora en firmar el pacto español. Nuestra política de medio ambiente recoge en sus principios de actuación la necesidad de impulsar la economía circular a través de la integración del negocio, gestión medioambiental y promoción de la responsabilidad.
Esto se acompaña con acciones concretas. En MAPFRE mantenemos una línea activa de fomento al emprendimiento verde a través de financiación para actividades que favorecen el empleo sostenible. Contamos con la certificación Residuo Cero en la sede corporativa y en el campus universitario en España y estamos implementando este modelo de gestión de residuos en México y Brasil. Con el programa Yo Reparo se ha formado a talleres, gruistas y peritos de España, Brasil y Estados Unidos en el impacto medioambiental de su actividad.
Nuestro centro de I+D, CESVIMAP, ha desarrollado Second Life, una iniciativa que recicla o reutiliza baterías de vehículos eléctricos que han sufrido un siniestro, y participa en BATRAW 2022-2026, un proyecto europeo de investigación que busca reciclar hasta el 98 % de las piezas de baterías y optimizar los procesos de gestión de residuos.
La economía circular es la apuesta de futuro necesaria para garantizar la sostenibilidad; una apuesta en la que el emprendimiento verde tiene mucho que decir.
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