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SOSTENIBILIDAD| 19.04.2021

Consecuencias del cambio climático en la salud de las personas

Estamos acostumbrados a hablar de cómo el cambio climático afecta a la salud del planeta, pero ¿y a la de las personas? El aumento de las temperaturas, la contaminación del aire o el incremento de inundaciones e incendios amenazan gravemente nuestra salud. Por no hablar de la proliferación de nuevas enfermedades y la pandemia del Covid-19.  

No en vano, de acuerdo con cálculos realizados por Naciones Unidas, más de 7 millones de personas mueren prematuramente en el mundo por culpa de la contaminación; de ellas, 60.000 son niños. En el ámbito europeo, la situación no es mucho mejor, pues las muertes por contaminación ascienden a 800.000, acortando la esperanza de vida más de 2 años.

Tales números suponen un jarro de agua fría dado que estimaciones anteriores de la Agencia Europea del Medioambiente o la propia OMS se quedaban en la mitad.

“El elevado número de muertes causadas por la contaminación del aire en Europa se explica por la combinación de una pobre calidad del aire y la densidad de población, lo que conduce a una exposición que se sitúa entre las más altas del mundo”, apunta el investigador Jos Lelieveld, investigador del Instituto Max-Planck de Química.

 

 

El sistema cardiovascular, el más afectado

La contaminación atmosférica resulta especialmente dañina para las funciones cardiovasculares. Entre las afecciones más frecuentes se encuentran: infartos, ateroesclerosis, hipertensión…

Uno de los mayores hándicaps es la dificultad de escapar de la contaminación. Por mucho que quieras cuidarte, la polución está en todas partes, principalmente causada por la quema de combustibles fósiles, además de actividades industriales, la mala gestión de los residuos y malas prácticas agrícolas.

Mayor riesgo de cáncer de mama, Alzheimer y Parkinson

Eso sí, la contaminación también está relacionada con otras afecciones severas, tales como cánceres de mama, del aparato digestivo o de garganta, además de las enfermedades de Alzheimer y Parkinson, entre otras.

Es más, un estudio publicado en el Journal of the American College of Cardiology (JACC) asegura que las partículas de metales pesados que hay en el aire contaminado son capaces de provocar que las arterias que pasan por el cuello se estrechen, aumentando la probabilidad de sufrir un ictus.

En definitiva, la lucha contra el cambio climático y la contaminación no solo es una cuestión clave para salvaguardar la salud del planeta, sino que se antoja necesaria para evitar muertes prematuras en todo el mundo.

Los niños, especialmente vulnerables

Si se confirman las proyecciones actuales y el aumento de la temperatura alcanza los cuatro grados para el año 2100, los efectos como la proliferación de nuevas enfermedades, olas de calor, malnutrición o aumento del nivel del mar serán devastadores para los niños del mundo. Así lo corrobora un informe coordinado por la OMS, UNICEF y la revista científica The Lancet.

Es más, el estudio recalca: “Los países más desarrollados no son los más saludables”. Por un lado, las naciones más ricas son las que más contribuyen al cambio climático y a una mala calidad del aire, dado que son las más contaminantes. Por otro, las naciones pobres son las que más dificultades tienen para garantizar el bienestar de sus niños. En otras palabras: ningún país del mundo ofrece las condiciones sanitarias ni el clima que los niños necesitan.

Un problema que se agrava con la pandemia

No hay dudas de que la contaminación por plástico era ya uno de los grandes desafíos de la humanidad antes de que llegara la COVID-19 y la utilización de guantes y mascarillas de manera masiva ha mostrado recientemente a todo el mundo imágenes de playas invadidas de estos productos.

Desde MAPFRE no queremos encontrar un planeta más contaminado cuando salgamos de esta pandemia, por eso queremos asumir la parte que nos toca y facilitar algunas recomendaciones a la hora de desechar de una manera responsable estos elementos.