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INNOVACIÓN| 05.03.2021

Programas para jóvenes empresarios: el emprendedor nace y se hace

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Vamos a reflexionar y reformular una pregunta clásica: el emprendedor, ¿nace o se hace? Si bien es cierto que para lanzarse a las inciertas aguas del emprendimiento hay que contar con cierta predisposición innata a ello, no podemos ni debemos desdeñar la importancia de una preparación adecuada. Así pues, la cuestión adecuada a plantear podría ser cuál es el momento idóneo para dar el pistoletazo de salida a esta aventura.

¿Es necesario contar con la base de una licenciatura o ingeniería y completar después esos conocimientos con formación adicional para poner en marcha una empresa? Aunque este es el camino más habitual, hay otra hoja de ruta posible: si existe una buena idea para llevar a cabo se puede empezar cuanto antes, pero contando con toda la ayuda y formación posibles para hacerlo.

El mito de emprender en un garaje

La sociedad ha tendido a mitificar con cierto halo de romanticismo la imagen de jóvenes sacando adelante una empresa desde cero en el garaje de sus padres, su cuarto o un dormitorio de un colegio mayor.

 

Pero, como siempre, detrás de cada mito algo de real y sí que existen ejemplos de empresas, algunas de ellas ahora gigantescas, que nacieron así. Una es Apple: supuestamente, esos fueron los comienzos de Steve Jobs y Steve Wozkiak (aunque posteriormente ha sido el propio Wozniak el que se ha encargado de matizar mucho el tema del garaje). Podemos encontrar muchos más ejemplos como el suyo, especialmente entre las empresas tecnológicas. Amazon, Google, Microsoft o Hewlett Packard comparten esta “leyenda”. También se da en los orígenes de corporaciones de un cariz muy diferente, como Disney, e incluso en otras donde la idea del garaje puede tener cierta lógica, como Harley Davidson, cuyos creadores, William Harley y Arthur Davidson empezaron fabricando motores para bicicletas.

Emprendiendo antes de los veinticinco

No es complicado encontrar ejemplos de jóvenes empresarios que lograron alcanzar el éxito de forma precoz. La mayoría se han dado en el ámbito anglosajón. Es el caso, por ejemplo, de Ben Francis, que con 19 años fundó Gymshark, una marca de ropa y accesorios de fitness que actualmente factura 130 millones de dólares al año. Su historia deja poco a la imaginación: joven que compatibiliza universidad, trabajo a tiempo parcial y una idea empresarial que, en un momento dado, hace la gran apuesta por su idea y deja todo lo demás. Entre otros casos de éxito destacamos, quizás por su precocidad, el caso de Alina Morse, fundadora y CEO de Zollipops, una empresa de piruletas sin azúcar. Alina tiene actualmente 15 años, pero la empresa dio sus primeros pasos en 2014. Eso sí, cuenta con la ayuda de sus padres: ambos, a todos los efectos, trabajan para ella.

Si lo que buscamos son jóvenes empresarios de menos de 25 años que, tras una educación formal, desarrollan una brillante carrera empresarial, ya sea pilotando una idea propia o colaborando en las de otros, no es necesario salir de España. Hay muchos casos y algunos de gran éxito. La gran pregunta es si esto se puede lograr, y no solo hablando de casos puntuales, antes de acceder a la universidad o de alcanzar la edad adulta.

Programas para emprendedores en USA desde la Educación Secundaria

Al menos en Estados Unidos parecen creer que la respuesta es sí. Allí hay programas para emprendedores a los que se pueden acceder en la etapa de la educación secundaria, en la fase de High School o de instituto. Este tipo de programas no solo se valoran en función de su objetivo final, sino también como una herramienta de aprendizaje que puede complementar de forma óptima un currículo escolar. Los promotores de estas iniciativas de formación piensan que son útiles para mejorar habilidades relacionadas con el pensamiento y con el lenguaje. La inmersión en el proceso teórico de creación de una empresa también fomenta la creatividad así como la capacidad de buscar y procesar datos. Su parte práctica se apoya en el trabajo en equipo, la habilidad para hablar en público y la capacidad de acometer la resolución de diversos problemas, aspectos estos importantes en casi cualquier ámbito de la vida.

En este artículo se analizan hasta seis de los que consideran los mejores programas de emprendimiento para alumnos de educación secundaria (nos detendremos brevemente en dos de ellos).

De la mano del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) surge LaunchX, un programa de verano destinado a alumnos de High School. En su formulario de inscripción para la edición de 2021 dejan muy claros algunos puntos de interés. Entre ellos destaca que los asistentes desarrollarán una startup real, que tendrán a su disposición el conocimiento de expertos de la industria y trabajarán en un proyecto de fabricación de productos reales, solventando en el proceso cuantos problemas pongan en riesgo la viabilidad de la futura empresa. Cada alumno estará arropado por un equipo de mentores que le ayudarán a desarrollar una idea innovadora que pueda llevarse a cabo de forma factible.

La segunda opción es Leangap. Destinada, igual que en el caso anterior, a estudiantes de secundaria en un formato de campus inmersivo de verano. En su web nos cuentan que el programa ayuda a los estudiantes a desarrollar sus ideas desde el concepto hasta el lanzamiento, con clientes y usuarios reales. Cuentan con un panel de mentores que destacan por haber sido, o ser, emprendedores. Aunque no le restan importancia a la planificación piensan que lo importante es “la acción”, así que sin duda apuestan por un enfoque eminentemente práctico. Lo más curioso de este programa es que ha sido creado por Eddy Zhing, un emprendedor que creó, y posteriormente vendió, su propia empresa de wearables con tan solo 16 años. A buen seguro conoce muy bien los pasos que hay que dar para crear una startup desde cero.

Programas para jóvenes emprendedores en España

Quizás en España este tipo de iniciativas quedan fuera de la enseñanza formal o reglada, pero no todas. Desde Startupxplore nos recuerdan que la Ley de Emprendedores de 2013 exhortaba a fomentar el impulso emprendedor en los jóvenes. Y que las leyes educativas desde la LOMCE, algo que mantiene la actual LOMLOE, consideran obligatorio el fomento del emprendimiento social y empresarial en los alumnos, tanto con un tratamiento específico como de forma transversal en todas las materias.

La Fundación Créate ha trabajado con alumnos de colegios e institutos de Madrid y otras comunidades. Cuentan con diversos programas destinados a educación primaria, educación secundaria y bachillerato que conjugan trabajo en el aula, visitas a escuelas de negocios y participación en un evento de innovación educativa y talento emprendedor juvenil: Drawing ED. Dos de los programas plantean la creación de un proyecto por parte de los alumnos y en uno de los casos su contenido se puede trabajar en la asignatura Iniciación a la actividad emprendedora y empresarial de la ESO.

En el mismo artículo de Startupxplore os podéis informar de otras acciones de formación interesante, como el Taller de emprendedores, del portal Madrid.org, para fomentar la innovación en niños de 10 a 15 años, del programa educativo Chiquiemprendedores, de la Escuela de Ciencia, o del programa Iniciador Kids, para chicos de 8 a 14 años, creado por la Fundación Iniciador.

Como idea de la emprendedora Raquel López, nace en Jerez de la Frontera la plataforma EpicKids Lab para niños de 5 a 18 años, que toma como base la tecnología y el juego, según explica Raquel López, se les forma en venta y negociación e incluso les dan nociones sobre programación y tecnología para que desarrollen sus propias webs o apps.

También es interesante el proyecto Empresa Joven Europea, gestado desde la Escuela de Emprendedores de La Palma. Es un programa educativo pensado para 3º y 4º de ESO, bachillerato y ciclos formativos de grado medio y superior en el que se propone al alumnado crear y gestionar su propia mini-empresa en régimen de cooperativa. Se establecerán relaciones comerciales con mini-empresas de otras comunidades autónomas o países para importar y vender productos que se comercializarán en el mercado local. Los responsables del proyecto consideran que los estudiantes adquieren competencias de muy diversos tipos: comunicación lingüística, matemáticas, competencias digitales y artísticas, y desarrollo de la autonomía personal, entre otras.

Inevitablemente, intentando responder una pregunta surgen otras nuevas: ¿Y después qué? ¿Sería esta la mejor forma de alcanzar la madurez en el desarrollo personal? El debate parece apasionante.