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SOSTENIBILIDAD | 01.12.2023

Nadeskha Mackenzie: “Sin accesibilidad, no hay inclusión. Necesitamos una arquitectura universal que no ponga límites”

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Resiliente y sociable. Así se define Nadeskha Mackenzie (Panamá, 1986) responsable de Comunicación Corporativa de MAPFRE en Panamá. Hablamos con ella siete años después de sufrir un accidente de tráfico que le causó una lesión medular y la pérdida de movilidad de cintura para abajo.

Ahora se siente estable y disfruta de los pequeños detalles más que nunca. Reconoce que cada día es una maratón y que está dispuesta a no desaprovechar la segunda oportunidad que le ha regalado la vida. Conversamos con ella acerca de su historia y de las claves para contribuir a crear una sociedad más igualitaria e inclusiva.

NADESKA¿Qué edad tenías cuando sufriste el accidente? ¿Cómo sucedió?

Tenía 30 años cuando ocurrió todo. Me disponía a disfrutar de unos días de vacaciones en los carnavales de Bocas del Toro. En la ruta hacia allí debíamos atravesar una zona montañosa peligrosa por la niebla que se concentra en ese punto. Llegados a la zona, uno de los autobuses que iba detrás perdió los frenos y sufrimos una colisión trasera, lo que hizo que nuestro vehículo volcara y yo recibiera varios golpes hasta caer contra la carretera. Fue todo muy rápido, no llegué a perder la consciencia y tampoco tenía dolor. Estaba asustada y cuando me di cuenta de que no podía moverme lo primero en lo que pensé fue en pedir ayuda. A raíz de ese accidente, padezco una lesión medular que me ha hecho perder la movilidad y la sensibilidad de cintura para abajo. Hoy dependo completamente de una silla de ruedas.

¿En qué te ha cambiado más la vida? ¿Quiénes han sido tus mayores apoyos?

Yo antes vivía el día a día, daba cosas por sentado y quería crecer muy rápido. El accidente cambió mi vida por completo. Valoro más el tiempo, la salud y tener a mi familia al lado. Sé que suena a tópico, pero es la realidad, disfruto mucho más de cada momento. Vivimos con el piloto automático pensando que el mañana va a estar ahí, pero es algo que, en realidad, no sabemos. Mi familia y mis amigos me han acompañado en este camino, me han arropado y sobre todo al principio, me ayudaron a aceptar mi nueva situación. Estuve rodeada de gente que no me permitió caer en ningún momento. Además, me considero una persona muy sociable, y esto me ha ayudado a acercarme a otras personas con situaciones similares a la mía y compartir experiencias con ellos. Ellos me han ayudado mucho a adaptarme y aceptar mi nueva vida, y creo que yo también les ayudo a ellos.

¿Cómo es tu día a día?

Cada día es como si estuviera corriendo una maratón. Ahora dependo de mi silla de ruedas para moverme, lo que supone que tengo que montarla y desmontarla para subir al coche varias veces al día. Las personas con discapacidad nos enfrentamos a numerosas adversidades las 24 horas del día debido a la ausencia de accesibilidad. En mi caso, me siento una persona muy afortunada ya que, además de mi familia y amigos, tengo compañeros que me ayudan, desde la persona que me pone el café hasta el que me recoge la agenda porque se me ha caído al suelo. Es una suerte contar con un círculo de apoyo como el mío.

Hablas de adversidades en la accesibilidad, ¿cuál crees que es la tarea pendiente de la sociedad para mejorar en términos de inclusión?

Socialmente queda todavía mucho por hacer, sobre todo, en lo que respecta a la accesibilidad de las personas con discapacidad y a su inclusión en la sociedad. Creo que se debe avanzar hacia una arquitectura universal, es decir, en el diseño de infraestructuras para todos independientemente de nuestra condición física. Un baño para personas con discapacidad no es inclusivo sino todo lo contrario. Sin accesibilidad, no hay inclusión. No puede existir una cosa sin la otra. Por esto me siento afortunada de trabajar en MAPFRE, ya que fue clave para que yo pudiera continuar mi crecimiento como profesional. Fue de gran valor para mí que adecuaran los espacios dentro de la oficina para hacerlos de fácil acceso. Me siento tranquila sabiendo que cuento con el respaldo de una empresa con objetivos claros de inclusión.

¿Cómo te sientes después de casi ocho años desde que sufriste el accidente?

Cuando tuve el accidente descubrí una palabra que hasta ese momento desconocía: ‘resiliencia’. Todo el mundo me decía que era una persona muy resiliente, indagué en su significado y descubrí que sí lo soy, y con mucha fortaleza. Hoy en día, después de haberme adaptado a la situación a nivel personal y profesional, me siento estable y feliz. Aunque tenga ciertas limitaciones, he continuado mi vida laboral sin ningún inconveniente, creo que, si te propones metas y las vas cumpliendo poco a poco, puedes salir adelante. En mi caso, me fui trazando objetivos a corto plazo, como, por ejemplo, volver a trabajar o a conducir. Me pregunté qué debía hacer para alcanzar cada uno de ellos y continuar viviendo y disfrutando de la vida, y así lo hice.

¿Qué le dirías una persona que se encuentre en una situación como la que viviste tú hace siete años?

Lo primero es que el mundo no se acaba, sino que se abre la puerta a uno nuevo. Es importante remarcar que cada proceso es distinto, cada uno tiene sus tiempos para interiorizar su nueva realidad y, en definitiva, una nueva etapa de la vida en la que se puede encontrar lo positivo. Cada persona debe descubrir aquello que le hace feliz y le dé sentido a la vida. A mí, por ejemplo, me hace feliz ayudar a otras personas que están pasando por momentos difíciles y lo hago a través de mis RRSS, visibilizando mis rutinas diarias y demostrando que la seguridad y la felicidad se pueden recuperar. Además, he creado una organización para relatar mi experiencia y ayudar a otras personas que se encuentran en la misma situación a seguir adelante. Me siento muy orgullosa de todo lo que he conseguido hasta el momento y pienso seguir esforzándome por ello.

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