SOSTENIBILIDAD | 16.06.2025
Mariella Angulo: “Somos capaces de romper cualquier barrera que se nos imponga”
Seguimos presentando a personas MAPFRE que son un claro ejemplo de la apuesta por el liderazgo femenino que marca la política de diversidad de nuestra compañía. Mariella Angulo (Lima 1983), que trabaja en MAPFRE desde hace 15 años, llegó a ser durante un tiempo la única mujer perito de todo Perú. De pequeña quiso ser policía, igual que su padre, pero su pasión por la mecánica finalmente la llevó al lugar en el que está ahora.
¿Cómo descubriste tu interés por el mundo de la mecánica?
Mi tío era conductor de Omnibus y yo solía acompañarle, me encargaba de cobrar los pasajes. Él fue quien me animó a entrar en el SENATI, que es un centro de formación en mecánica, porque se dio cuenta de que se me daba bien ayudar cuando había que arreglar alguna cosa del vehículo. Al principio solo le sostenía las herramientas mientras él trabajaba, pero después empecé a manipular las piezas yo sola. No solo se me daba bien, sino que me gustaba hacerlo. La formación que realicé fue muy práctica, estuve seis meses yendo a clase y después rotábamos por diferentes talleres en Lima.
¿Cómo viviste la experiencia de iniciarte en un sector dominado por hombres?
En algunos momentos fue duro, había mucho machismo. Tuve incluso algunos compañeros que no querían compartir grupo conmigo y llegué a escuchar comentarios machistas. Como anécdota te puedo contar, por ejemplo, que en mi área no había baño para mujeres, tenía que ir al de los profesores para cambiarme o caminar 10 minutos hasta donde se realizaba la formación de confección textil para cambiarme allí. En mi promoción éramos 160 y yo era la única mujer. Pero también conocí buenas personas, sobre todo algunos instructores que me enseñaron mucho y me hacían sacar lo mejor de mí.

Mariella con Antonio Huertas en un evento de voluntariado en Perú
Háblanos de tu incorporación a MAPFRE
A raíz de mi trabajo en un taller conocí a un perito que trabajaba en MAPFRE y un día nos habló de una vacante en la compañía. Mi supervisor me animó a postularme. Al principio me resistí porque tenía la idea de que los peritos no hacían mucho, no me atraía esa opción, pero algunos colegas me insistieron y finalmente me cogieron para el puesto. Aún recuerdo cuando mi jefe al contratarme me dijo “ya no volverás a oler a gasolina”. Nunca olvidaré ese momento. En MAPFRE he sido perito de plataforma y después me promocionaron a perito de zona. En ese momento fui la única mujer perito de zona de todo Perú. De ahí me ascendieron a coordinadora, luego a supervisora, hasta ahora, que soy jefa de peritos. Aquí he notado mucho la diferencia en la apuesta por el liderazgo femenino a diferencia de otros lugares donde he trabajado. Además, a través de la compañía he tenido la oportunidad de formarme en diferentes ámbitos. En los últimos años he hecho actualizaciones en mis competencias como perito en Cesvi en Argentina y Colombia y CESVIMAP, pero también en otros ámbitos como la gerencia o la inteligencia artificial.
«Donde otros ven límites, yo encuentro caminos. Porque no solo aprendí a reparar motores, también aprendí a impulsarme a mí misma»
¿Qué consejo darías a una mujer en una situación similar a la tuya?
A las niñas y jóvenes que sueñan con ingresar a profesiones tradicionalmente consideradas «para hombres» les diría que no se pongan límites. Somos nosotras las que decidimos si sí o si no. Una misma es la que puede romper las barreras y demostrar que se puede, pero hay que hacerlo con mucha actitud. También creo que es muy importante apoyarse en la familia y sobre todo esforzarse en lo que realmente quieres. Que nunca dejen de estudiar y de formarse, ¡hay mucho que aprender! Todas mis mentoras me han insistido siempre en eso y lo tengo muy grabado.
¿Crees que hay alguna tarea pendiente en la sociedad en términos de inclusión de género?
SÍ, aunque celebro los avances que hemos logrado desde que empecé en este camino, todavía queda trabajo por hacer. Creo, por ejemplo, que en algunos casos se sobreprotege a las mujeres de una forma en que nosotras no lo necesitamos. Por eso, siempre que tengo ocasión, en algunos eventos comunitarios en los que participo, me gusta dirigirme a las niñas para hablar con ellas acerca de mi experiencia y decirles que nosotras podemos con todo y que siempre tienen que hacer aquello que les guste.
ARTÍCULOS RELACIONADOS: