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ECONOMÍA| 03.04.2024

¿Cómo afecta el cambio climático a las aseguradoras de salud y vida?

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El año pasado fue el más cálido desde que hay registros, con temperaturas extremas en varias zonas del sur de Europa, Asia y América del Norte e incendios agresivos en varios países. La sequía afecta a gran parte de España, China sufrió graves inundaciones el año pasado y México fue testigo de cómo el huracán Otis arrasaba todo a su paso.

En la primera mitad de 2023, las pérdidas aseguradas derivadas de eventos climáticos ascendieron a 50.000 millones de dólares (en torno a 46.000 millones de euros), un aumento muy significativo en comparación con la media anual de 18.000 millones de dólares (16.500 millones de euros) de la última década. Hasta ahora, la industria aseguradora estaba más centrada en lo relacionado con la mortalidad, la pérdida de biodiversidad y los daños a la propiedad, pero las consecuencias a corto plazo sobre los negocios de vida y salud no están tan estudiadas.

Además, la cuantificación de estos riesgos supone también un desafío en sí mismo. Así lo explica el informe ‘Cambio climático: ¿qué les espera a los seguros de vida y salud?’, publicado recientemente por la Asociación de Ginebra. “El impacto del cambio climático sobre las aseguradoras de salud y vida ha sido modesto por el momento, pero podría escalar a medida que los eventos climáticos se vuelven más frecuentes y severos”, señala.

El impacto del cambio climático en la salud se puede manifestar de muchas formas: desde la aparición de nuevas enfermedades, hasta el agravamiento de las ya existentes debido a fenómenos como la deforestación, que impacta directamente al virus Zika, la gripe aviar, el ébola o la enfermedad de Lyme. A esto se suma el aumento de la incidencia en enfermedades respiratorias y crónicas, sin olvidar el impacto en la salud mental.

“No podemos hablar de los efectos del cambio climático sin hacerlo sobre su mayor impacto sobre los seres humanos: la salud física y mental. Las catástrofes causan daños severos a los hogares y a los edificios, pero también heridos y muerte. Lo cambios en las condiciones climáticas reducen la biodiversidad, impactan en el suministro de comida y ayudan a propagar y agravar las enfermedades. La crisis climática en sí misma se ha vuelto un problema de salud mental. Trabajar para entender mejor y reducir estos riesgos ayudará a hacerlos asegurables”, señala Jad Ariss, director general de la Asociación de Ginebra.

La Asociación de Ginebra divide en cuatro categorías los riesgos a tener en cuenta para las líneas de negocio de salud y vida:

  • Riesgos graves: mortalidad, accidentes y heridos y emergencias sanitarias causadas por los cambios en la frecuencia y en la severidad de las catástrofes.
  • Riesgos crónicos: nuevos riesgos de mortalidad que emergen a largo plazo debido a cambios lentos en las tendencias climáticas.
  • Riesgos de transición: derivan de las políticas públicas, soluciones tecnológicas o respuestas del mercado para mitigar el cambio climático.
  • Riesgos de litigio: los relacionados con desafíos legales relacionados con la salud, que surgen de las externalidades negativas del cambio climático.

El nivel de impacto de estos en el negocio puede verse atenuado por múltiples factores, aunque hay consenso en algo: la población asegurada estará en mejor situación ante estos factores que la que no lo está. Sin embargo, la ausencia de datos que midan el impacto en la salud de las catástrofes naturales y permitan medir los riesgos es un gran obstáculo para las compañías, que los necesitan para cubrir lagunas actuariales y diseñar bien el producto, explica el estudio, en el que han participado 41 representantes de 17 aseguradoras globales de vida y salud.

En general, el impacto del cambio climático en los ramos de vida y salud es “limitado” actualmente, pero hay cierto consenso entre los participantes en que esta situación cambiará en el largo plazo, especialmente en lo relacionado con la asegurabilidad y la disponibilidad, estructura y precio de los productos.

Las aseguradoras participantes en el estudio creen que la reducción de riesgos y la prevención son las mejores formas de preservar la asegurabilidad. Asimismo, es recomendable que las compañías amplíen sus datos a más de un estatus socioeconómico para que la muestra se acerque más a la población general, y hacerse una mejor idea del impacto del cambio climático en la salud del conjunto.

Por otro lado, el informe señala que los datos sobre las catástrofes son incompletos y que las experiencias pasadas “son un reflejo inadecuado de las necesidades futuras”, dada la naturaleza dinámica del cambio climático y la salud, por lo que abordar el problema de la asegurabilidad solo sería posible si se toman datos de todas las líneas de negocio y sectores.

¿Qué pueden hacer las aseguradoras?

La Asociación de Ginebra da tres recomendaciones a las aseguradoras de vida y salud para hacer frente a los riesgos derivados del cambio climático:

  • Reunir datos “de forma prospectiva”, es decir, teniendo en cuenta ciertas variables que impactarán a futuro en esta problemática. Así, las aseguradoras deben tener en cuenta variables como el porcentaje de población anciana de una zona o la frecuencia de apagones eléctricos, entre otras.
  • Invertir en innovación: los seguros paramétricos han llamado la atención de la industria en este sentido, aunque estas iniciativas requerirían que las aseguradoras de salud y vida homogeneizarán el riesgo y cuantificaran su volumen y frecuencia. Estas compañías también tendrán que estar pendientes de la regulación, dado que se trata de enfoques innovadores que podrían verse afectados por la misma.
  • Involucrarse en mayor medida en las políticas públicas relacionadas con el medioambiente: las aseguradoras pueden jugar un papel importante a la hora de estudiar todo el espectro de riesgos para la salud relacionados con las catástrofes climáticas e implementar un mensaje simple y accesible en sus comunicaciones a clientes. También hay necesidad de ampliar el impacto de estos riesgos en la propia industria aseguradora.

La colaboración público-privada es clave para afrontar los riesgos relacionados con el cambio climático. La Asociación de Ginebra propone la creación conjunta de una serie de medidas preventivas y protocolos de evacuación, al mismo tiempo que se refuerza la formación de profesionales especializados en diagnósticos de salud derivados del cambio climático.

Puedes consultar el informe completo en inglés en este enlace.

 

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