SOSTENIBILIDAD | 09.12.2020
La apuesta de MAPFRE AM por la Inclusión Responsable cumple un año
Más de 1.200 kilómetros de distancia separan Madrid de París o las oficinas de MAPFRE AM y La Financière Responsable, su socio francés. Esa distancia se reduce a cero cuando ambos equipos se ponen a trabajar juntos. Y una muestra ha sido la gestión del MAPFRE AM Inclusion Responsable (MIR), un fondo que incluye en su cartera a las empresas que hacen un especial esfuerzo por la inclusión laboral de las personas con discapacidad.
Este producto nació pocos meses antes de la pandemia, que ha disparado la volatilidad de los mercados, y, además, entraba en un terreno hasta ahora no muy conocido. La proliferación de fondos que invierten con criterios ESG, es decir, ambientales, sociales y de gobernanza, abundan, pero no uno exclusivamente centrado en la S, de social, y, en concreto, en la inclusión laboral de personas con discapacidad. Precisamente, esta diferenciación le valió para ser incluido pocas semanas después en un informe del Pacto Mundial de Naciones Unidas como ejemplo de buenas prácticas. “La aceptación de los inversores ha sido muy positiva. Es una cuestión muy novedosa, con una tesis de inversión y de impacto social muy claros y específicos”, señala Alberto Matellán, economista jefe de MAPFRE Inversión.
No sólo es único en la temática, también lo es en la metodología que utiliza. Precisamente, MAPFRE AM se hizo con el 25% del capital de LFR en 2017 dada la experiencia de esta boutique en la inversión socialmente responsable. Esta metodología se basa en siete temáticas con 40 variables, como el Compromiso, es decir, las políticas de discapacidad que aplican las compañías; la Inclusión e Integración; Proyectos o iniciativas concretas; la Accesibilidad o barreras arquitectónicas; entre otros. Como resultado del análisis, que incluye un contacto continuado con las compañías, se identifican cuatro niveles de cumplimiento: emergente, promesa, comprometido o líder. “Ha sido un gran ejemplo de la coordinación entre el equipo de LFR y el de MAPFRE. El objetivo futuro es trabajar con una integración prácticamente total. Pero cuando nos asociamos con ellos, comprendíamos el reto que suponía coordinar equipos tan dispares. El MIR ha demostrado cómo hemos podido diseñar y construir desde cero un producto y una metodología de inversión totalmente novedosos. Así que nos da pie a profundizar en ese trabajo para, en el futuro cercano, trabajar como un equipo único”, añade Matellán.
El lanzamiento de este fondo vino acompañado de la creación, a su vez, de un premio. MAPFRE quiso reconocer el esfuerzo de las compañías que incluye en su cartera por la inclusión laboral de las personas con discapacidad. En este sentido, el pasado 24 de noviembre, dentro del primer Foro Anual del Observatorio de Finanzas Sostenibles, otorgó un premio a Iberdrola por su liderazgo en el compromiso con las personas con discapacidad, en concreto, por el desarrollo de proyectos, políticas y adaptabilidad laboral. Y también dio un reconocimiento al Centro San Juan de Dios, por su trayectoria de más de 60 años en la atención integral y la integración laboral a personas con discapacidad y su liderazgo en la investigación en Bioética.
Estas iniciativas, sin duda, contribuyen, según el economista, a una mayor concienciación por parte de las empresas: “Lo más satisfactorio para nosotros, en el ámbito social, es la concienciación. Es decir, ver cómo empresas que no tenían en cuenta de forma seria la discapacidad, ahora nos preguntan qué hacer para mejorar. La metodología de análisis del fondo genera un conocimiento añadido con el que no contábamos al principio pero que resulta muy valioso para la gestión empresarial. Principalmente, para reducir el miedo de los gestores empresariales a un mundo tan desconocido y variado como la discapacidad”.
Quizá uno de los hitos más importantes se ha producido hace unos pocos días. El fondo ha recibido el Label ISR, un sello creado y respaldado por el Ministerio de Finanzas francés, convirtiéndose así en la primera gestora española en lograrlo para algunos de sus fondos de inversión. Esta etiqueta, de gran prestigio a nivel internacional, supone una buena herramienta para que los inversores puedan elegir inversiones responsables y sostenibles. De hecho, su objetivo es hacer que los productos ISR sean más visibles para los ahorradores en Francia y en Europa. También el MAPFRE AM Capital Responsable, otro de los productos ESG de MAPFRE AM, ha recibido este certificado. “El haber recibido la etiqueta francesa, posiblemente la más prestigiosa del mundo, demuestra la calidad del trabajo y sobre todo es un sello muy satisfactorio para nosotros. Pero nos sorprende menos: ya éramos conscientes del duro trabajo que lleva el fondo detrás. Se trataba sólo de demostrárselo a los auditores franceses”, sostiene Matellán.
Haber nacido en tiempos de pandemia, lo cual ha dificultado la gestión de activos, no ha sido un impedimento para lograr esa rentabilidad financiera, además de la social. De hecho, estos fondos han mostrado una resiliencia mayor en tiempos de volatilidad. “Es importante señalar que la selección de valores no renuncia a la rentabilidad financiera. Al contrario, es el principal objetivo”, señala el experto quien, además, apunta que “la mayor diferencia de este con otros fondos, es que hemos demostrado en la práctica cómo indicadores de tipos social, y aparentemente alejados de los criterios financieros, sirven como un indicador muy bueno del rendimiento de la compañía”. “En particular, si el análisis del compromiso con la discapacidad se hace bien y en profundidad saca a la luz a empresas muy innovadoras, con gran capacidad de solucionar problemas y moverse en un mundo incierto y que pueden explotar ventajas competitivas donde la mayoría no las perciben”, añade.
Los resultados están ahí: el fondo está en positivo en 2020, superando en más de cinco puntos porcentuales a su referencia y con la dificultad de que se trata de inversiones únicamente en cotizadas europeas, uno de los mercados más castigados este año. “En este sentido, la salida del fondo justo antes de la pandemia hubiera supuesto su condena en otras circunstancias. Pero siendo este un fondo tan específico, permite demostrar cómo precisamente las empresas que mejor se mueven en entornos incierto son las más sostenibles y adecuadas para su supervivencia futura”, concluye Matellán.