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TRANSFORMACIÓN| 18.03.2021

Somos adaptables: la Covid-19 flexibiliza las relaciones interpersonales

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Difícil calibrar el impacto que ha tenido la Covid-19 en el ámbito individual e interpersonal, entre compañeros y equipos de trabajo. En los próximos años seguramente proliferen estudios en éstos y otros campos. Con el foco siempre puesto en las personas, desde MAPFRE pretendemos ofrecer algunas pistas sobre cómo nos hemos relacionado: con flexibilidad y capacidad de adaptación, sorteando lo mejor posible la soledad y el aislamiento, y optando por la seguridad en tiempos de incertidumbre. 

En las preferencias íntimas de los individuos, según Javier Urra, psicólogo, no ha variado nada. Nosotros los de entonces seguimos siendo los mismos en aspectos esenciales: valoración familiar, relaciones con los amigos y creencias; en suma, lo que entendemos como preferencial, si bien, privados de un contacto social en libertad hemos modificado nuestros hábitos: recurrimos a un canal para mantenernos afectivamente gracias a la tecnología, apenas viajamos por las medidas sanitarias y permanecemos más tiempo en el hogar, con mayor roce entre convivientes. 

Individuos con prioridades intactas

Varían conductas puntuales, pero no valores o planteamientos de vida, como puso de relieve el estudio demoscópico actualizado a 4.000 personas de entre 18 y 75 años elaborado por Mar de Fondo. “La especie humana, después de una pandemia, puede aflorar alguna cuestión relevante, pero a nivel individual no se transforma en lo esencial. (…) Volveremos a nuestras mismas conductas y planteamientos cuando todo esto pase”, advierte Urra, coautor del estudio. 

Como observador social, ve a las personas bien adaptadas, en general, sin quiebra social. Han funcionado la tecnología, la ciencia y la distribución de alimentos. La inmensa mayoría es altruista y generosa, el sufrimiento forja el carácter y el foco permanece en valorar lo esencial: acompañar al ser querido, reconocer a médicos, sanitarios o reponedores de supermercados, agradecer a quienes más ayudado… Han madurado niños y adolescentes al ver a sus padres esforzándose, con miedo a perder a los abuelos o el empleo, explica.

“La sociedad se está adaptando, porque así somos: adaptables”.  Los daños se concentran en colectivos como el médico-sanitario, enfermos que han pasado por cuidados intensivos (UCI), mayores solos o en residencias, y personas con patologías o adicciones previas. Pero no han arrastrado al conjunto de la sociedad. “El ser humano es más resiliente de lo que creemos, aunque suframos a lo largo de la vida y de la historia. En Occidente rehuimos la muerte y ahora el planteamiento incluye las posibilidades de nuevas cepas, la perspectiva económica, la llegada de la vacuna y posibles tratamientos contra la enfermedad”, resume. 

“Este [virus] es un enemigo común a todos y la sociedad tiene fe en la respuesta de la ciencia: encontrar la/s vacuna/s, y que éstas sean eficaces y gratuitas”, resume, albergando dudas sobre si, en otra época, se hubiera paralizado el mundo como ha ocurrido con la actual Covid-19. “La sociedad ha optado rapidísimo por la seguridad frente a la libertad”.  

Equipos más creativos y proactivos  

En el ámbito de las organizaciones, existe un consenso en que “la fase inicial de la crisis ha pasado y emocionalmente estamos en otra[i].

En las relaciones de trabajo se han reconocido los esfuerzos de los equipos, más flexibles y conectados por nuevas herramientas de trabajo, con una comunicación -en general- más transparente, más colaborativos y, según los líderes, con mayores niveles de creatividad, innovación y proactividad.

Entre los aspectos importantes -por su impacto en las personas- más olvidados destacan el fomento de la empatía y la oportunidad de abordar “sentido y propósito”.

La atención individual debería centrarse, en adelante, en propiciar más contactos, dar y recibir feedback y un mayor razonamiento sobre por qué se hacen las cosas, advierte el análisis referenciado.

Los mandos intermedios y managers deberán mantener a los equipos comprometidos, y ayudar a gestionar el estrés, manteniendo conversaciones de calidad, mientras la visión de cómo será el futuro de las organizaciones, repensar planes, alinearlos con la estrategia y proteger el mañana permanecen como responsabilidades de la alta dirección.

Ganarse el futuro dependerá de que sepan “reforzar su afinidad[ii] con el conjunto de los grupos de interés: además de empleados, consumidores, clientes, proveedores y accionistas, entre otros”.

 

[i] Aprendizajes del Covid-19, respuestas que pueden dar líderes y empresas, elaborado por BTS.

[ii] Artículo de Llorente & Cuenca sobre cómo gestionar las relaciones estratégicas de una empresa para afrontar la recuperación.