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SOSTENIBILIDAD| 08.07.2021

¿Realmente es posible alcanzar la neutralidad en carbono?

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El cambio climático es la consecuencia de emitir a la atmósfera cantidades insostenibles de CO2. En mayo de 2019, los niveles de CO2 alcanzaron las 415 partes por millón. Sin entrar en detalles acerca de la metodología detrás de este cálculo, párate a pensar un momento en la cifra que se considera segura: 350 partes por millón. Ya nadie niega la necesidad de reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera. Ahora el debate se centra en cómo vamos a hacerlo y cuánto de pronunciada debe ser esa reducción.

Una parte de este debate surge de la firma del Acuerdo de París el año 2015, un tratado internacional sobre el cambio climático jurídicamente vinculante, negociado por un total de 195 países durante la XXI Conferencia sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas y rubricado por un número suficiente de los mismos para que entre en vigor. En este sentido, una de las primeras decisiones que tomó Joe Biden fue reincorporarse al acuerdo que previamente había abandonado Donald Trump.

El principal objetivo del Acuerdo de París es limitar el calentamiento global, reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero. Los países participantes fueron invitados a presentar en el año 2020 sus estrategias a largo plazo para limitar las emisiones de gases contaminantes. Además de los esfuerzos de cada estado, el Acuerdo proporciona un marco de colaboración que promueve la ayuda tanto financiera como técnica entre países..

 

¿Qué es la huella de carbono cero?

Primero aclarar que nos referiremos al mismo concepto con diversas denominaciones: neutralidad de carbono, huella de carbono cero o cero neto buscan lo mismo. Lo explican de forma correcta y sencilla en la web de las Naciones Unidas; las emisiones continuarán, pero se absorberá una cantidad equivalente de la atmósfera, alcanzando un equilibrio.

Que los objetivos fijados sean a largo plazo, hemos hablado de 2050, no significa que no sea urgente actuar de inmediato. Claudio Forner, experto en cambio climático , explica que una actuación de 30 años es acelerada ya que, en contra de lo que pudiera parecer, hablamos de cambios de mucho calado.

Ahora debemos tener claro lo que queremos hacer y cómo llevarlo a cabo. No podemos parar de un día a otro las emisiones que hace nuestra industria y nuestro transporte, pero sí podemos empezar el camino que lleva a su reducción. Este mismo experto considera que estamos ante un reto que conllevará costes, pero también oportunidades. Desde la ONU afirman, por ejemplo, que van a ser más los empleos creados gracias a las energías renovables que los perdidos con el retroceso del uso de los combustibles fósiles.

¿Es posible alcanzar la neutralidad de carbono?

Tenemos el objetivo y le hemos puesto fecha. ¿Se puede hacer o no? En la ONU tienen claro que disponemos ya de la tecnología necesaria para lograrlo.

Los principales mimbres serían el fomento de una economía que funcione con energía limpia, obtenida de fuentes renovables; un cambio total del transporte, que ha de ser 100% eléctrico; y cambios en la alimentación, reduciendo el consumo de carne y aumentando el de vegetales.

Evidentemente un equilibro necesita dos tipos de esfuerzo. Todo lo mencionado busca reducir las emisiones. También necesitamos buscar fórmulas que eliminen el carbono de la atmósfera y para ello la tecnología juega un papel fundamental. De ahí, la gran importancia de evitar la deforestación, un tema ya tratado en este espacio. 

Desde la web del Parlamento Europeo señalan que la UE ha asumido de forma conjunta los compromisos alcanzados en el mencionado Acuerdo de París. Además de darnos su propia definición de la neutralidad de carbono, indican que el objetivo principal es que “Europa sea el primer continente capaz de absorber tantas emisiones de CO2 como produce para 2050”. Un objetivo que no es el final del camino, ya que añaden: “después de 2050, se deberían absorber más emisiones de CO2 de las que se emiten”.

 

Una responsabilidad de todos

Las instituciones, nacionales y transnacionales, parecen tener claro que los objetivos de descarbonización son ya inaplazables si queremos evitar que continúe el paulatino calentamiento de nuestro planeta. Pero es imprescindible extender este convencimiento, y las acciones que conlleva, a todos los sectores productivos, por un lado, y a nuestros hogares y vida cotidiana, por otro.

En la web chilena Plataforma Arquitectura hacen hincapié en la importancia que esto tiene en su sector. Y proponen 10 estrategias para descarbonizar la forma en la que diseñamos y construimos. No es nuestra intención descender hasta tal nivel de concreción, sino poner de manifiesto la importancia de la suma de esfuerzos y la asunción de un objetivo común.

 

 

En cuanto a particulares y hogares, donde no llegue la legislación vigente, es una cuestión de responsabilidad individual. Consejos para reducir nuestra huella de carbono están a nuestro alcance en multitud de publicaciones. Desde modificaciones en los hábitos alimenticios hasta el uso de medios de transporte alternativos, pasando por un uso racional del agua y la energía.

Tanto para empresas o instituciones, como para particulares, puede ser muy didáctico el uso de una calculadora de medición de la huella de carbono. En la web del ministerio para la Transición ecológica hay herramientas para medir el impacto en el medio ambiente de organizaciones, ayuntamientos e incluso de explotaciones agrícolas. Para particulares hay infinidad de calculadoras de huella de carbono online que pueden ayudar a cualquier persona comprometida a la hora de saber si está aportando su granito de arena o no.

Riesgos y problemas del concepto de huella de carbono cero

Pasan las décadas y no se afronta el problema de cara, no se reducen las emisiones. Cuestionan también otro tipo de soluciones, como la plantación masiva de árboles para la obtención de bioenergía, para finalmente concluir que la única solución viable pasa por la reducción de emisiones, con la vista puesta en que el calentamiento global no rebase la cifra de 1,5 grados centígrados.

Todas estas consideraciones son importantes, pero no pueden contrarrestar la premisa inicial: es necesaria y urgente la búsqueda de la neutralidad de carbono. Eso sí, hay que trabajar en dos frentes: la reducción de emisiones y la eliminación del dióxido de carbono presente en la atmósfera. La tecnología va a ser imprescindible en esta carrera por la supervivencia del planeta, pero no podemos usarla para evadirnos de nuestras responsabilidades.