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SALUD 22.01.2021

“La Covid-19 está revolucionando también la forma de hacer medicina y fármacos en el futuro próximo”

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Entrevista a Mariano Esteban, investigador del CSIC, jefe del Grupo Poxvirus y Vacunas del Centro Nacional de Biotecnología (CNB) y miembro del comité científico de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Pregunta: ¿En qué situación estamos, iniciando la cuarta ola?

Respuesta: Estamos subiendo la tercera. Pero va a ser mas larga de lo esperado. Vamos a ver cuánto dura. Efectivamente, estamos en una fase exponencial de crecimiento y muy crítica.

¿Cuándo nos podremos sentar cara a cara y volver a viajar? ¿Cuándo se ve recuperando la normalidad?

Mariano EstevanA ver si para el otoño de 2021 podemos tener ya la esperanza de que podamos movernos con mayor fluidez y viajar… Pero vamos a seguir también con medidas de control, probablemente con mascarillas y con estas prácticas de distanciamiento y todas las prácticas que están demostrando eficacia. A ver si es posible al menos tener un verano un poco más descansado, lo que pasa es que seguiremos vacunando masivamente a la población. Ése es el deseo: que lleguemos a estas fechas y hayamos celebrado la Navidad y el año nuevo con más alegría que la que tenemos ahora. Es difícil, ¿no? Es admirable cómo la gente lo está soportando, porque no nos queda más remedio. Estamos comprometidos todos y hay que colaborar. Por eso es de agradecer vuestra difusión de las relaciones entre científicos y la sociedad. Mi máximo agradecimiento a MAPFRE por el apoyo que nos ha brindado al Centro Nacional de Biotecnología, al CSIC desde el principio, porque fuisteis los primeros que realmente acudieron en ayuda de la institución y para trabajar en una vacuna frente a Covid y en el control de la pandemia.

También estamos en un momento de alerta, de medidas que parecen estar cambiando en el mundo, pero también ante la esperanza de la vacuna. ¿Qué diferencias destacaría entre las distintas vacunas disponibles?  

Fundamentalmente la diferencia está en la composición de cada una de ellas. En función de esa composición, el modo de acción puede tener diferencias biológicas significativas y sobre todo, a nivel inmune. Fundamentalmente las que se están administrando ahora son de ARNm (ácido ribonucleico mensajero), que llevan encapsulado el ARNm dentro de una nanopartícula que es lipídica, como si fuera una gota de grasa, y en su interior albergan varias moléculas del ARN mensajero. Al penetrar en las células, como durante la vacunación intramuscular, liberan el ARNm que da lugar a la proteína S (espícula) del coronavirus y esta a su vez alerta al sistema inmune

Esta vacuna de ARNm es muy distinta a la de AstraZeneca, que es un vector de un adenovirus de chimpancé que lleva en su genoma de ADN (ácido desoxyrribonucleico), el gen que produce la proteína S del coronavirus SARS-CoV-2. Este adenovirus, en sí mismo, no es replicativo por lo que es muy atenuado, sino que simplemente penetra en las células, descarga su material genético también del coronavirus y alerta al sistema inmune. Por la propia naturaleza del vector de adenovirus esa activación intracelular y del sistema inmune es, en parte, distinta a la que se produce por el ARNm.

En el caso de la [vacuna del CNB-CSIC] que utilizamos nosotros, que se basa en un vector de poxvirus, también de ADN, muy atenuado (MVA) y más complejo que el adenovirus, con diferente acción sobre las células y el sistema inmune. Tiene gran capacidad para penetrar en muchas células, descarga su material genético, produce la proteína del coronavirus en mucha más cantidad que el ARNm y eso activa una respuesta inmune bastante diferenciada de la que activa la vacuna de ARNm, o de la que activa el adenovirus. Principalmente activando tanto la respuesta humoral (de anticuerpos), como la celular (de linfocitos T), como hemos demostrado en un reciente artículo, dando lugar a una protección del 100% frente al SARS-CoV-2 en modelo animal. En los vectores que están basados en virus inactivados por agentes químicos, la penetración en las células y activación inmune es más dirigida a la respuesta humoral que a la celular.

Luego está la proteína S purificada o pseudo-partículas como vacunas, que también van a tener una función más diferenciada y más dirigida a dar una respuesta de anticuerpos.  

¿Cuáles son aquellas vacunas de más amplitud en la respuesta?

Son todos aquellos vectores basados en virus atenuados como el adenovirus o más todavía, el nuestro de poxvirus, porque desencadenan una múltiple activación de muchas de las señales celulares que son necesarias e importantes para inducir respuestas inmunes, amplias y duraderas.

“Ahora tenemos que ver qué pasa en las personas vacunadas con todas estas distintas vacunas, a más largo tiempo y si realmente el efecto que manifiestan es diferenciado a nivel inmunológico”.

…Hablamos de Moderna y Pfizer.

Sí. Modena y Pfizer se basan en un ARNm encapsulado en una partícula lipídica. Ejercen un efecto distinto al efecto que, como digo, tiene el adenovirus de Astrazeneca o el poxvirus que utilizamos [en el CNB]. Es decir, desde ese punto de vista, vectores que están basados en virus altamente atenuados que penetran en la célula, que no dan lugar a progenie, pero sí ejercen sus funciones de producción de la proteína del coronavirus, se consideran más amplios en cuanto a desencadenar una respuesta inmunológica de anticuerpos neutralizantes, y de linfocitos T, que son las células encargadas de reconocer y destruir a la célula infectada.

Ahora tenemos que ver qué pasa en las personas vacunadas con todas estas distintas vacunas, a más largo tiempo y si realmente el efecto que manifiestan es diferenciado a nivel inmunológico.

¿Estamos en un momento de análisis entonces, más que de echar las campanas al vuelo?

Hemos avanzado enormemente. En un año, tenemos ya vacunas que se están administrando a la población. Demostrar que, en las fases clínicas, las vacunas ejercen una reducción de la infección en un 90% de las personas vacunadas es un hito. Ahora se está haciendo un seguimiento extenso y se está viendo que las personas que han sido vacunadas con estas vacunas de ARNm o de adenovirus mantienen anticuerpos. De momento se están observando dichos anticuerpos entre 6 a 8 meses y la durabilidad se continuará por más más tiempo, lógicamente, de uno a dos años. 

¿Cuántas dosis y qué elementos tienen que darse para estar tranquilos? 

Lo deseable es una dosis, inocular una y punto…Y me olvido. Como sucede con algunas vacunas que tenemos, o la de erradicación de la viruela, por ejemplo. Lo que tenemos en este momento son vacunas más sofisticadas y todavía se están administrando en dos dosis. De todos modos, hay otras que están avanzando con un objetivo de tener el efecto en una dosis, como la vacuna de Janssen que también se basa en un adenovirus. Pero lo importante es que se induzca protección y que sea duradera: si es con una dosis, pues mejor por ser más sencillo y económico que con dos dosis.

¿Con qué criterios se están haciendo el almacenamiento y la distribución?

Lo que es fundamental es que la vacuna sea estable en almacenamiento y ahí varía mucho de unas vacunas a otras. Estamos viendo que vacunas de ARNm, de Pfizer-BioNTech, requieren un almacenamiento a -80 grados. Yo creo que eso lo irán reduciendo poco a poco, pero es debido a que no quieren que la molécula de ARN sufra, porque es una molécula muy sensible a la acción de ribonucleasas que existen a nuestro alrededor por todos los sitios. Son enzimas muy prevalentes que se encargan de destruir, tan pronto la ven, una molécula de ARN. Eso representa una limitación, sobre todo en países en vías de desarrollo, porque no disponen de almacenamiento a -80 grados necesario para mantener la vacuna. Con respecto a la vacuna de Moderna, se mantiene a una temperatura más baja, de -20 grados, e iremos viendo vacunas con almacenamiento en una nevera tradicional. Irán llegando vacunas con diferentes requerimientos. Es importante que la vacuna sea estable y ejerza la función que debe, luego el almacenamiento adecuado y la limitación de las vacunas son condicionantes para la mejor distribución de cada una de ellas.

“Tenemos que vacunarnos todos, porque los menores actúan también de transmisores y hay que conseguir la inmunidad en toda la población y en todo el mundo, que ese es el problema que tenemos: llegar a todas partes, y en el menor tiempo posible”.

¿Es posible vacunarse si se está pasando o se ha pasado la infección?

Es posible. Una infección, por naturaleza, lo que hace es activar una respuesta inmunológica que confiere protección frente al agente patógeno. Es decir, que es raro que tengas una reinfección o si tienes una reinfección, ni siquiera la notas o con síntomas mínimos. ¿Debemos vacunar también a la población que ha sido infectada? Si tenemos suficientes dosis es lo más conveniente. Si estamos limitados de dosis -y en España estamos considerando que ya puede haber cerca de un 10% de la población que ha sido infectada; 4 millones de personas que podrían reducirse en el sistema de vacunación de aquellas que no tienen inmunidad y que necesitan la vacuna. Pero es conveniente vacunar a todos, porque así sabemos que todo el mundo mantiene el mismo grado de inmunidad. A una persona que está con proceso clínico, lógicamente no la vas a vacunar hasta que el proceso haya pasado.

¿Qué grupos deberían recibirla prioritariamente?

Como se está haciendo, a los grupos de riesgo, que son todas aquellas personas mayores que están en residencias y también los sanitarios. Ésa es la prioridad número uno. Luego, priorizar también a la gente de mayor edad, porque representa más del 50% de todos los fallecidos y a esas personas hay que cuidarlas. Tienen una función social relevante: siguen ejerciendo un papel importante en la familia y en la sociedad. Y luego, aquellas con patologías más o menos críticas, y así, descendiendo poco a poco hasta la gente más resistente, más joven, y así progresivamente.

¿Niños también? ¿Hay algún colectivo que no pueda ser vacunado?

Con los niños se están haciendo ahora ensayos clínicos para verlo. Hasta ahora se vacuna a gente mayor de 16 años y en menores se están haciendo ensayos clínicos para ver si, por ejemplo, la dosis que se está administrando ahora en adultos se puede bajar y si en lugar de dos dosis, conviene una dosis. Hay que tener cuidado con las personas con alergias a vacunas o con patologías diversas. Yo creo que tenemos que vacunarnos todos, porque los menores actúan también de transmisores y hay que conseguir la inmunidad en toda la población y en todo el mundo, que ese es el problema que tenemos: llegar a todas partes, y en el menor tiempo posible.

Vacunas a niños sin recursos

¿Cuánto queda para vencer al virus?

Aún nos queda tiempo hasta conseguir que la población global quede inmunizada. Estamos viendo que los países más avanzados están acelerando el proceso, pero va lento, porque la población somos más de 7.000 millones de personas y esto requiere tiempo. Es la limitación que tenemos: conseguir que las vacunas se produzcan en suficiente cantidad y que lleguen a todos los sitios, para lo que hay que conseguir la financiación necesaria para que estas vacunas lleguen a todas partes.

La vacuna es la forma más efectiva de combatir la pandemia…

Indudablemente es el remedio más eficaz que tenemos, porque los antivirales ejercen una función limitada en el tiempo, y hay que actuar tan pronto como se tengan síntomas de infección. Es decir, una vez que la infección ha avanzado, ya poco efecto ejercen. Por ello la vacunación, que salva millones de vidas al año, es el remedio más eficaz y duradero de control frente al coronavirus SARS-CoV-2 y otros patógenos, así como lo demuestran en las campañas de vacunación que se implementan ya en todos los países.

¿Qué le sugiere la petición de la OMS para facilitar la obtención de vacunas en países con menores recursos?

Esto va en función del poder adquisitivo de los países. Estamos viendo claramente que por ejemplo Israel, que tiene un poder adquisitivo potente, lleva vacunados más de dos millones de personas, el 26% de la población, y consideran que tendrán al 70% inmunizada antes del verano. Eso ocurre, porque han conseguido un gran número de dosis de la vacuna. La Unión Europea ha conseguido también dosis, pero van llegando de forma limitada. ¿Cómo vamos a poder llegar a todos? Estados Unidos lo que quiere es vacunar a sus más de trescientos y pico millones de personas lo más rápidamente. Y lo mismo China, la Federación Rusa y los demás países productores. Tenemos la limitación de los fabricantes a la hora de producir suficiente cantidad y distribuirla a todos los países.

¿Qué pasa con los países más necesitados y con menos recursos? Hay un esfuerzo global de entidades sin ánimo de lucro que ya han conseguido una financiación, aunque no suficiente, pero sí para comprar vacunas y administrarlas en los países más necesitados. Incluso España ya ha manifestado en varias ocasiones que compra más dosis de vacunas que la población en general que tiene, también con la idea de poder contribuir a ayudar a otros países que lo necesiten. Porque si no se vacunan, vamos a tener el virus circulando entre nosotros continuamente con ráfagas cada poco tiempo. Aún, en China, por ejemplo, tienen casos esporádicos y están actuando con fuerza.

“En esencia hay una colaboración entre todos los actores, los científicos, los sanitarios, los gestores, los políticos, a los que no queda más remedio que unirse. Es una lección importante para la humanidad y para nuestro planeta en general: no nos queda más remedio. Si no hay colaboración, no hay progreso y si no hay progreso, no hay futuro. Luego esta pandemia nos está uniendo a todos en pro de una causa común que es la salud”.

¿Alguna otra recomendación que considere prioritaria? 

Yo creo que lo importante es que hay un acuerdo general para la producción de vacunas en suficiente cantidad para vacunar a toda la población. Lo que hace falta es que los países más potentes económicamente contribuyan de forma rápida para tener suficientes dosis. Comprar a las compañías -dependemos de ellas- para tener esa cantidad suficiente de vacunas para inmunizar a toda la población. Y para eso hace falta mucha colaboración. Y eso es un aspecto que esta pandemia está poniendo de relieve: los países están colaborando. De hecho, Alemania está vacunando a menos gente que otros países de la UE, como España, y eso siendo productor de la vacuna de Pfizer-BioNTech y de CureVac. Hay una generosidad por parte de los países que esta pandemia está poniendo de manifiesto.

No podemos estar luchando unos con otros, aunque compitamos. Es sano, lo vemos a nivel deportivo. La misión de los científicos ha sido tratar de avanzar rápidamente en el desarrollo de nuevas vacunas y establecer todos los procedimientos para llegar desde el laboratorio a la clínica y a la empresa productora y a la distribución general. Yo creo que aquí todos somos actores. Las agencias reguladoras juegan un papel importantísimo, tanto en España, con la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios, como con la EMA [Agencia Europea del Medicamento] o la FDA [U.S Food & Drug Administration]. Están colaborando todas intensamente y reciben informes de cómo van los ensayos clínicos.

En esencia hay una colaboración entre todos los actores, los científicos, los sanitarios, los gestores, los políticos, a los que no queda más remedio que unirse. Es una lección importante para la humanidad y para nuestro planeta en general: no nos queda más remedio. Si no hay colaboración, no hay progreso y si no hay progreso, no hay futuro. Luego esta pandemia nos está uniendo a todos en pro de una causa común que es la salud.

Vd. ha estado al frente y como investigador buscando vacunas para virus que atenazan a la humanidad. ¿Es ésta la gran lección científica, éste el gran momento de los investigadores?

Es realmente un momento histórico interesante y esperanzador para la comunidad científica, porque ha puesto de manifiesto que una pandemia ha paralizado todo a nivel global. Estamos hoy hablando con más de 95 millones de personas infectadas y más de 2 millones de personas fallecidas. Tenemos las tasas de mortalidad más importantes por un agente infeccioso. Y los científicos aquí jugamos un papel tremendamente importante para atacar, tan pronto aparece un invasor, y desarrollar procedimientos de control del mismo.

Fíjese, en el año 1981 aparecen los primeros casos de infección por un agente que se desconocía y que, en 1983, se identifica como el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH, SIDA). Causó pavor. Yo estaba en Nueva York, entonces era profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad del Estado de Nueva York. De hecho, seguimos todavía con esa pandemia que no hemos controlado. Sí desde el punto de vista de agentes terapéuticos, pero no desde el de vacuna. Luego, si uno va sumando, y nos llega esta pandemia con una transmisión aérea, lo cual dificulta enormemente el control… La ciencia está estudiando y está caracterizando como nunca antes. Jamás en tan poco tiempo se habían publicado tantos artículos desde el punto de vista de la enfermedad, biología molecular, epidemiología, su estructura, todas las áreas en las cuales uno puede pensar. Esta pandemia ha puesto a todos los actores a nivel global, es decir, toda la comunidad científica, a trabajar.

En el caso del VIH estaba la investigación más limitada a grupos. En 1918, con la mal llamada gripe española, no existía la infraestructura, ni la tecnología, ni las comunicaciones que tenemos ahora. Ésta es una lección importantísima de cara a cómo actuar a nivel global y cómo establecer procedimientos rápidos desde el punto de vista de producción y en ensayos clínicos que tradicionalmente se tardaba muchos años desde que teníamos un candidato vacunal hasta que llegaba a la clínica y luego, al mercado. La Covid-19 está revolucionando también la forma de hacer medicina y fármacos en el futuro próximo.