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ECONOMÍA| 19.01.2021

2021: ¿Rampa o fin del rally bitcoin?

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Comienza un nuevo año y los expertos se dividen en sus previsiones sobre la suerte que pueda correr en bolsa la criptomoneda más famosa del mundo, bitcoin, con un valor total de mercado que supera los 600.000 millones de euros.

La moneda virtual bitcoin nació en 2009 y desde entonces, apoyada en la tecnología descentralizada blockchain, no ha hecho sino ganar popularidad como forma de pago, activo de inversión y acaparadora de titulares.

2020 fue el mejor año en la historia de la criptomoneda. Durante la pandemia, los inversores se animaron a aumentar sus posiciones en bitcoin y su precio no cesó de incrementarse hasta rebasar estos días los 28.000 euros, antes de sufrir una corrección anticipada por analistas en todo el mundo y ceder el testigo a otras monedas digitales del top 10 como ethereum, bitcoin cash, litecoin o ripple.

Al cierre de este artículo, las advertencias del Banco Central Europeo (BCE) y de la Financial Conduct Authority en Reino Unido, así como la tendencia a endurecer la regulación en EE.UU, frenaban en seco la racha alcista de bitcoin en bolsa.

Criptomonedas: complejas y volátiles 

Inversión altamente especulativa, valor refugio, burbuja, oro digital. Estigmatizadas o ensalzadas, las criptomonedas presentan riesgos y atractivos, más a largo que a corto plazo. ¿Qué les deparará 2021? Casi nadie se atreve a hacer previsiones para el año en curso, menos aún para los próximos cinco o 10 años, en medio de un panorama regulatorio que no deja de evolucionar.

Tampoco lo hace el boom de tokens. Apple lanzó a finales de año uno nuevo, el WOZX, y se espera el lanzamiento definitivo de DIEM, el cryptodólar de Facebook.

Hablamos con Alberto Matellán, economista jefe de MAPFRE Inversión, sobre el potencial de este tipo de activos y las claves para entender lo que está en juego cuando se invierte en monedas virtuales.


Pregunta (P.:) ¿Es buen momento para invertir en lo que muchos han denominado el valor millenial?

R.: Creo que la inversión en general nunca debe depender del timing y, en este caso, mucho menos. Es una cuestión de concepto: en MAPFRE, con nuestra tradición de seguridad y poner a las personas primero, la inversión es una herramienta para preservar el capital, para el ahorro. Por eso, buscar rentabilidad en entradas y salidas de un activo muy volátil y que no genera flujos de caja productivos no entra en nuestro concepto de inversión.

Es cierto que para los millenial es un concepto nuevo y atractivo. Sin embargo, siempre que hablamos de tendencias millenial” (entendido como los nacidos en la última década del siglo XX), creo que debemos separar dos cosas, y muy especialmente en el ámbito de la inversión. Una cosa son las tendencias nuevas, procedentes de un cambio estructural en nuestro sistema de producción, como todo el ámbito digital. En este caso, es un hecho que los millenial lo entienden y asumen con más rapidez que generaciones anteriores. Se trata de una generación que se ha criado en la inmediatez de la información. Por eso, y basado en mi experiencia de varios años como profesor de finanzas para jóvenes, creo que ese interés por activos muy volátiles y novedosos tiende a diluirse con la edad.

Lo que sí creo, y eso es una gran oportunidad para MAPFRE, es el uso de canales alternativos. Los llamados millenial están muy dispuestos a usar canales digitales para sus inversiones, y eso debemos proporcionárselo. Pero cuando se paren a pensar en sus ahorros, en el patrimonio de su familia o en su jubilación, posiblemente opten por activos más tranquilos.

P.: ¿Qué opinión le merece esta forma de inversión -sumamente volátil- y que el BCE y la FCA desaconsejan por ser un riesgo para los inversores y vinculan a negocios dudosos?

R: Las criptomonedas tienen, como todo, su parte buena y mala. Y una de ellas es que escapan al control de las autoridades. No olvidemos que la creación de dinero es un monopolio de los bancos centrales, lo cual otorga un poder enorme a los mismos y a los gobiernos que tengan acceso a datos sobre la circulación de dicho dinero. Si existe un dinero no controlable por los poderes públicos, por un lado, se presta a que el mismo intervenga en actividades ilícitas y perjudiciales para la sociedad; pero también otorga un espacio de libertad que, en otros ámbitos, está reduciéndose con mucha rapidez.

En cualquier caso, lo anterior es válido como concepto. Pero nunca recomendaría como inversión un activo que no esté sujeto a los controles de las autoridades financieras. Y es que el inversor, sobre todo el minorista, no tiene capacidad de conocer en profundidad todos los activos en los que invierte. Por eso, las autoridades financieras juegan un papel en sustituir ese conocimiento y otorgar seguridad al inversor.

P.: Este tipo de activos, ¿cómo casan con el entorno de incertidumbre actual? ¿Cree que llegará a consolidarse bitcoin como alternativa de inversión para inversores minoristas e institucionales?

R.: A corto plazo es difícil verlo. Aunque es un activo que genera muchos titulares, hay factores que lo dificultan. En primer lugar, porque yo no lo considero un activo como tal, sino una divisa alternativa. Una divisa que, además, no está respaldada por ninguna autoridad central, sino sólo por el hecho de que su cantidad es limitada. Esto soluciona uno de los problemas conceptuales del dinero de bancos centrales, que es que el mismo puede crearse de la nada y por tanto diluir su valor. Pero al mismo tiempo, no goza de otras características que debería tener el dinero como concepto, como el que sea aceptado de forma genérica (en particular para el pago de impuestos), o que tenga un respaldo en activos reales, algo que por desgracia no ocurre con el dinero fiat actual. Así, por ejemplo, su característica limitada pretende asimilarlo al oro, una clase de activo que se utiliza como refugio frente a la inflación, pero que, en este caso, sí está respaldado por un valor intrínseco.

Por otro lado, las divisas en sí mismas no son una clase de activo válida en todos los casos, sino sólo en situaciones muy particulares. Por ejemplo, me puede interesar tener dólares o euros si voy a comprar activos (esta vez sí, “activos”) como bonos o acciones en esa divisa. Pero la divisa en sí misma es un tipo de inversión muy arriesgado y volátil, recomendable en muy pocas circunstancias.

P.: ¿Pensó alguna vez que pudiera irrumpir una tendencia de inversión en criptoactivos, que pueden atesorarse en un ordenador?

R.: Retomando el argumento de la pregunta anterior, no es un activo, sino un intento de crear una moneda, un dinero alternativo. En este sentido, la mayoría del dinero mundial es ya un mero apunte contable en un sistema informático. La diferencia es que, en las criptomonedas, dicho apunte es el dinero en sí mismo, mientras que en el dinero tradicional el apunte es el reflejo de un derecho a reclamar billetes o monedas. De ese modo, la criptomoneda puede almacenarse en un soporte digital (un pendrive o un disco duro, por ejemplo) como si fuera una cartera, con todas sus consecuencias. Por ejemplo: si pierdo el pendrive, he perdido el dinero digital.

Por tanto, el hecho de que se almacene en un sistema informático hace que aquellos no expertos en informática desconfíen de esa forma de guardarlo. Piensan, a menudo con razón, que puede estar expuesto a robos informáticos o hackeos, como de hecho ha ocurrido ya en ocasiones. Es cierto que el dinero tradicional también está expuesto a robos, pero la percepción general es que es más fácil establecer sistemas de seguridad para el dinero tradicional que para las criptomonedas. Es más, al escapar a todo control, la criptomoneda es muy difícil de reclamar una vez que ha sido robada, mientras que, por ejemplo, un pago con tarjeta fraudulento es relativamente fácil de deshacer.

En general, volvemos a la argumentación de la primera pregunta: comprar algo que no genera flujos de caja o tiene un valor intrínseco, no me gusta como inversión. Independientemente de si se almacena en un ordenador o no, lo importante de la inversión es que sea productiva. Si compro algo sólo porque pienso que va a subir de precio, estamos distorsionando el concepto de inversión.

P.: Cambiando de tema, haga su apuesta: ¿Cuáles son sus recomendaciones y qué debemos esperar en 2021?

La tendencia de las criptomonedas es a apreciarse con relación a la moneda tradicional por varias razones. En primer lugar, porque los bancos centrales están imprimiendo moneda en grandes cantidades como respuesta a las consecuencias de la pandemia, y por tanto reduciendo su valor. En segundo lugar, porque la cuantía total de las criptomonedas es limitada, y en tercero, porque está aumentando su popularidad. Sin embargo, se va a mantener su enorme volatilidad. Por esto último y todas las razones señaladas anteriormente, no me parece razonable recomendar las criptomonedas como forma de ahorrar. En un entorno como el actual, a cualquier inversor minorista le recomendaría inclinarse por activos productivos y, en la medida de lo posible, activos reales, que sirven de refugio frente a la impresión masiva de divisa.