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SEGUROS | 10.07.2025

Términos y conceptos aseguradores que debes conocer para no perderte (Parte II)

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Como en las series de más éxito en televisión o en tu plataforma de contenidos favorita, hemos creado una nueva temporada con términos y conceptos que pueden ayudarte a comprender mejor el mundo asegurador. 

Esta vez hemos hecho hincapié en la oferta, los canales a través de los cuales puedes contratar tu póliza y otros momentos importantes en la vida del contrato. ¡Síguenos en la nueva entrega! 

Ramos y modalidades 

Comenzamos por el concepto de ramo dentro de la actividad aseguradora. En pocas palabras, el conjunto de soluciones aseguradoras diseñadas para dar cobertura a riesgos de similar naturaleza. Autos, vida, hogar… son los más conocidos. Pero también existen muchos otros que pueden formar parte del catálogo de las compañías de seguros, como responsabilidad civil, asistencia, accidentes…  

En ocasiones tendemos a confundirlos con modalidades que en realidad son una subdivisión. Por ejemplo, en el ramo de autos puedes contratar desde un seguro a terceros con las coberturas básicas hasta un todo riesgo, con o sin franquicia, pasando por la modalidad de terceros ampliado con robo y lunas, etc. Es decir, dentro de cada ramo, pueden existir diferentes tipos y lo mismo ocurre en vida, donde puedes encontrar seguros de riesgo (que ofrecen una indemnización cuando se produce el fallecimiento o una incapacidad del asegurado), de ahorro, de inversión, etc. En cada caso, ¿sabemos lo que ofrecen? 

Coberturas y garantías 

También llamadas garantías, las coberturas de seguros son las prestaciones contempladas en las pólizas, con las que el asegurado estará protegido si el riesgo se hace realidad, hasta el límite pactado.  

Por eso son de suma importancia y debes asegurarte de que se ajusten a tus necesidades para garantizar tu seguridad. Por ejemplo, dentro de un seguro de hogar podemos encontrar las siguientes coberturas básicas y complementarias: incendio, robo, averías por agua, responsabilidad civil, etc. que te aportarán gran tranquilidad.  Entonces, ¿dónde puedo adquirir un seguro? 

Canales de distribución 

Fácil. En la actividad aseguradora, como en otros negocios, existen diferentes canales de distribución para contratar un seguro: puedes recurrir al propio equipo de ventas de la compañía o a un agente o corredor de seguros, que actúan como intermediarios entre la aseguradora y el cliente.  

Otra vía para acceder a una póliza son las entidades financieras. Es lo que se conoce como bancaseguros. Además, con el uso de las nuevas tecnologías se están abriendo hueco las insurtech y la contratación digital de seguros. Cada vez más, las aseguradoras se decantan por una estrategia multicanal para el cliente elija la vía que más le interese. 

Pasos para formalizar una póliza  

Si ya tienes claro el ramo y la modalidad de seguro que quieres contratar, así como el canal para hacerlo, es momento de contarte las diferentes etapas hasta la formalización y emisión de la póliza, el acto final que da validez a las coberturas pactadas.  

El primer paso es la comunicación a la entidad de tu interés por suscribir un contrato con ella, mediante la solicitud de seguro, un cuestionario que debe recoger de la forma más detallada posible toda la información sobre el riesgo que quieres proteger. Las preguntas se adaptan a cada tipo de seguro. 

Posteriormente, una vez evaluados los datos, la aseguradora te formulará una oferta o propuesta de seguro, con los contenidos principales de la póliza: el objeto del seguro (el bien o la persona a asegurar), los riesgos asegurados, el periodo de vigencia y, por supuesto, el importe de la prima que deberá ser abonado por el tomador. Esta propuesta vincula a la entidad durante el plazo de quince días.  

Finalmente, una vez aceptada la propuesta de seguro, se procede a la formalización del seguro con la emisión del contrato, la firma por ambas partes, tomador y entidad aseguradora, y por último el pago de la prima correspondiente. 

Agravación del riesgo y novación del contrato  

Ahora, imagínate que por acontecimientos ajenos o no a tu voluntad se produzca un aumento de la peligrosidad contemplada inicialmente en el contrato de seguro, es decir una agravación del riesgo. En este caso, ¿qué debemos hacer? Comunicarlo a la compañía, según marca la ley, por una razón sencilla: dado que la prima se calcula en función de determinadas condiciones, un cambio puede suponer una variación de ésta.  

Otro concepto con el que te puedes topar es el de novación del contrato de seguro que consiste en la modificación de alguno de los términos esenciales de una póliza, como la alteración de los objetos o bienes asegurados, la incorporación de nuevos riesgos, la rectificación de los capitales asegurados, etc. Para certificar su validez, estas modificaciones deben incluirse en un suplemento de póliza.  

Certificado de seguro 

Otro documento cuya existencia debes conocer es el certificado de seguro con el que puedes hacer constar que dispones de una póliza, sin necesidad de portarla. En él la aseguradora deja constancia de la existencia del seguro formalizado y el riesgo cubierto, pero sin recoger el clausulado del contrato.

Vencimiento y renovación  

Por último, si te estás preguntando por el vencimiento, aunque tu seguro tenga pago aplazado y realices los abonos de forma mensual, trimestral o semestralmente, la fecha de fin sigue siendo anual, a no ser que hayas contratado un seguro por días. 

También debes saber que, para cancelar tu seguro, la normativa marca que debes notificarlo a tu compañía con un mes de antelación. En caso contrario, se renovará de manera automática. Si por alguna razón, tu seguro se renueva, pero no has pagado la prima, cuentas con el llamado mes de gracia para abonarla, ya que, si no, el seguro no tendrá validez.  

Esperamos haber cumplido el objetivo de ayudarte a manejarte con cierta soltura en nuevos términos y conceptos aseguradores. 

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