SOSTENIBILIDAD | 05.12.2025
El poder de ayudar: cuando el voluntariado transforma el mundo
Dedicar tiempo a los demás es uno de los gestos más valiosos de nuestra época. Ser voluntario no es solo un acto de solidaridad sino una forma de construir comunidad, reparar desigualdades y generar esperanza.
En un contexto marcado por desigualdades persistentes, una crisis climática que requiere respuestas urgentes, el envejecimiento de la población o los desplazamientos forzosos, involucrarse en causas sociales ya no es únicamente un gesto altruista, sino un ejercicio de corresponsabilidad con el planeta y con quienes lo habitan. Pese a las dificultades para medir su alcance, el último informe elaborado por Voluntarios de Naciones Unidas y el PNUD revela que el 15% de la población mundial mayor de 15 años —casi mil millones de personas— participa en actividades de voluntariado.
El 15% de la población mundial mayor de 15 años —casi mil millones de personas— participa en actividades de voluntariado
El 70% ocurre de manera informal, es decir, fuera de organizaciones establecidas, tanto en escuelas, hospitales, asociaciones vecinales, iniciativas ambientales o acompañando a quienes atraviesan momentos complejos. Un entramado silencioso pero determinante, que confirma que estamos ante una de las fuerzas sociales más valiosas para el desarrollo sostenible. La definición aprobada por la Asamblea General de Naciones Unidas en 2002 continúa plenamente vigente: el voluntariado es «una amplia gama de actividades, incluidas las formas tradicionales de apoyo mutuo y autoayuda, la prestación oficial de servicios y otras formas de participación cívica, realizadas voluntariamente, en beneficio de la sociedad en su conjunto y sin que la retribución económica sea el principal factor de motivación». Una definición que captura su esencia de una voluntad libre, comprometida y desinteresada de contribuir al bien común.

El voluntariado como palanca para los ODS
No es casual que el voluntariado tenga un papel relevante en la Agenda 2030. Naciones Unidas lo define como un «acelerador transversal» para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) por su capacidad de movilizar a la ciudadanía y reforzar el impacto de las iniciativas públicas y privadas. Muchos de los ODS apelan a actitudes a largo plazo y cambios en el comportamiento como, por ejemplo, la forma en la que convivimos o en la que consumimos. Los voluntarios facilitan el cambio de mentalidad al generar conciencia o defender estos cambios e inspirar a otros. La Agenda 2030 reconoce explícitamente a los grupos de voluntarios como actores clave para lograr los 17 ODS. En este sentido, el Secretario General de la ONU subrayó que el voluntariado puede ser un motor para la implementación de los ODS, al impulsar la participación social, conectar a gobiernos y comunidades y trasladar los objetivos globales a acciones concretas a escala local. Además, la Asamblea General ha respaldado un plan de acción para integrar el voluntariado en las políticas de paz y desarrollo hasta 2030, con una visión estratégica de largo plazo alineada con la Agenda 2030. El voluntariado refuerza el compromiso cívico, protege la inclusión social, afianza la solidaridad y solidifica el sentido de apropiación de los resultados de desarrollo.
El compromiso de MAPFRE
En MAPFRE entendemos el voluntariado como un puente entre nuestra cultura corporativa y las necesidades reales de las comunidades con las que trabajamos. Es una manera directa de llevar a la acción nuestra misión, contribuyendo al desarrollo sostenible de la sociedad y mejorando la calidad de vida de las personas. Nuestro Programa de Voluntariado Corporativo, activo desde hace más de una década en 25 países, es una muestra concreta de esta convicción. Este año, 9.286 personas de más de 20 países han participado en más de 2.600 actividades solidarias impulsadas por Fundación MAPFRE, que han permitido mejorar la calidad de vida de más de 138.592 personas en situación de vulnerabilidad y riesgo de exclusión social, a través de proyectos centrados en la educación, la salud, la nutrición, el apoyo en emergencias y el cuidado del medioambiente, entre otros.
Más de 9.200 personas han participado en 2025 en iniciativas de voluntariado de MAPFRE
Entre nuestras iniciativas globales destacan tres grandes líneas de actuación: el voluntariado dentro de la línea de educación, que promueve actividades dirigidas a fomentar y proporcionar formación a las personas en riesgo de exclusión y en especial a los niños, mediante las actividades de voluntariado tales como, refuerzo escolar, campañas solidarias de material escolar, así como sensibilizar y educar en valores.
El voluntariado dentro de la línea de la nutrición, que busca proporcionar alimentos con el objetivo de luchar contra el hambre y la desnutrición a través de distintas iniciativas, tales como, comedores sociales, campañas solidarias de colectas de alimentos, comercio solidario destinado a adquirir alimentos, entre otras.
El voluntariado dentro de la línea de salud, cuyo objetivo es proporcionar apoyo psicosocial a colectivos desfavorecidos, tales como, personas mayores, enfermas, personas con discapacidad y otros colectivos en riesgo de exclusión, así como promover campañas solidarias de colectas de artículos de higiene y aseo, promoción de la donación de sangre, cabello y otras donaciones económicas para fines relacionados con la salud.
Un compromiso intergeneracional
El voluntariado también está experimentando un cambio de paradigma. La intergeneracionalidad es un valor añadido pues cada grupo aporta habilidades y perspectivas que enriquecen el impacto. En MAPFRE hemos comprobado que combinar el conocimiento y experiencia de perfiles sénior con la energía e innovación de generaciones más jóvenes fortalece la cohesión social y mejora los resultados. Aprender juntos, los unos de los otros, es parte del proceso transformador. Los retos sociales contemporáneos requieren nuevas formas de participación cívica, y el voluntariado es una de ellas. La digitalización, las redes de colaboración y el auge del llamado «voluntariado basado en competencias profesionales» hace que profesionales que aportan sus conocimientos técnicos, ya sea en derecho, comunicación, atención psicológica o tecnología, puedan fortalecer a organizaciones sociales y multiplicar su alcance. Esta tendencia no solo optimiza recursos, sino que mejora la autonomía y sostenibilidad de las entidades que trabajan sobre el terreno.
Nadie puede cambiar el mundo por sí solo, pero todos podemos cambiar algo. El voluntariado es ese lugar donde la empatía se convierte en acción, donde la solidaridad deja de ser una idea abstracta y se traduce en hechos.
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